viernes, 11 de diciembre de 2009

Por el amanecer


¿Sabes cuánto me haces falta?
Hace más de 4 meses que no estás a mi lado, que no reímos, que no divagamos en la inmensidad de nuestras cabecitas.
El primer día de una eternidad fué cuando te dije, "¡Qué te vaya bien amigo! que tus piecesillos te guien a lugares seguros".
Y volaste a una tierra fría y extraña para el sazón de nuestros platillos.
¿Te acuerdas de esa noche?
Cuando dimos vueltas por la ciudad gritando y cantando de felicidad, porque era feliz tener un amigo tan legítimo. Nos tirabamos el cafesito de las cuatro, nos engarrotabamos de frío en mi auto, nos levantabamos temprano con la resaca más horrible que la anterior, con la noche acariciandonos el cabello lleno de olores familiares. Y las manchas te esperan, esperan a que regreses para rellenarlas, la alfombra de mi cuarto espera la ceniza de tus torpes cigarillos, mi auto la entonación de tu voz desacorde, los bares nuestras risotadas, y el amanecer nuestras pláticas.
Y si ellos no, yo sí con todo mi ser, con toda mi alma te añoro y te necesito cerca. Para que me cuides y me digas que me amas, que eres mi amigo y sentirte levantarme cuando caigo. Cuando lloraba por ellos, y tu decías que tampoco los comprendias. Pero las luciernagas ya no vuelan, ya no cantan ni bailan, los grillos no hacen sus famosos conciertos, la música no suena igual, el café sabe dulce, la cajeta agria, los jugos de jumex ya no existen, el amanecer ya no se menciona, el atardecer se avergüenza, mis manos tiemblan y mis ojos se humedecen y a lo que llamaba alma, bueno eso es otra historia.
Cómo el collarsito de piedrecillas que te llevaste, te llevaste mi sonrisa y el sonido de ella, el olor del pasto, nuestra mascota del parque, las chacharas del auto, las melodías cursis y populares, las maletas, tu cabello, tu nariz de botón, el agua y la tierra, y todo lo que lleva dentro.
Porque te marco en el calendario, porque te veo en nuestras memorias añejadas, porque te siento en una mueca, porque te saboreo en el licor, porque me abrazas cuando lloro y porque regresas un buen día de estos.
Regresaras, todo será igual que antes y apilaremos más dulces memorias.