viernes, 28 de mayo de 2010

Poco importa

1:12 am
Salgo del hospital, subo a mi auto, prendo un cigarrillo.
Manejo lento, con mi cabeza llena de pendejadas, como diría cualquier otro. Hago el doble de tiempo en cada alto de disco y semáforo. Tomo calles cerradas intencionalmente, para tomar el doble de tiempo en llegar a mi casa. Prendo y apago las luces, jugueteo con el humo de mi segundo cigarrillo. Dos patrullas se acomodan junto a mi carro, en un semáforo. Me ven, los veo, se van. Que idiotas, pensé. No tengo licencia, que idiotas. Cambio de canciones, sin buscar ninguna. Paso mi dedo anular por mis labios, buscando algún rastro de amor. Parpadeo varias veces para ahuyentar el somnoliento aliento de la noche. A unas cuantas cuadras de mi casa, paso a un autoservicio por una cajetilla de cigarrillos, los usuales. Prendo un cigarrillo, doy un sorbo de agua. Manejo, manejo, llego a casa. 

2:33 am
No hay nadie en casa, como siempre. Paso a la cocina para olfatear algo de hogar, algo que me recuerde algo tibio. Nada, ni una sola memoria. No importa. Me quito mis pantalones, corro por las escaleras hacia mi cuarto. Prendo otro cigarrillo. Me despeino, me unto crema en mis piernas paliduchas. Tomo una pila de películas y entre el manojo, escojo una de acción y una melodramática. Tengo energía, pongo la de acción. Empiezo a coser los hoyos de mis pantalones lilas. Tomo un sorbo de refresco. Me arde al tragarlo. Pienso en lo que me hace en el estomago. Me importa una mierda. Más vale joderme rápido que lentamente.

2:50 am
Me siento sola. Me siento alejada. Me acurruco en las cobijas y almohadas. Encuentro un huequito que me haga sentir querida. Como si me abrazasen. No sirve. Que mierda, pienso. A veces me gustaría acurrucarme con alguien, pienso. Que cursi, pienso. La película termina, pongo la otra. Dibujo siluetas en las palmas de mis manos. Que cursi, pienso. Siento una ansiedad que me empuja hacia el balcón del cuarto principal. Abro la puerta corrediza, salgo. Prendo otro cigarrillo. Escucho ratoncillos en el baldío de un lado. Me importa una mierda. Que sola estoy, pienso. Escucho pasos en los cuartos del primer piso. Me importa una mierda. Róbenme, mátenme, me importa una mierda. No tengo mucho que dar. Un reproductor mp3, una cámara y nada más de valor monetario. Me recargo en la pared del balcón. Siento la gélida superficie que acolchona mi cuerpo. Escalofríos. Escalofríos. Estornudo. Más vale que me meta, pienso. Las consecuencias serian, un resfriado, neumonía, un cuadro asmático. Me importa una mierda, me quedo afuera. Poco importa si me enfermo. Más vale joderme rápido que lentamente. 

4:29 am
Paso mis dedos por los cabellos sueltos de mi coleta. Tomo un largo suspiro. Miro mis pies descalzos. Que feos, pienso. No estoy usando pantalones, pienso. Me meto al cuarto. Más vale ahorrarles un susto a los vecinos, pienso. Camino hacia la cama. Trepo en ella, esquivando las cosas que deje sobre ella.
Acomodo mi cabeza en la almohada púrpura. Saboreo el sabor a tabaco de mi boca. Qué asco, pienso. Pongo mis manos sobre mi cara, levanto mis brazos hacia el techo. Mueve mis dedos de diferentes formas. Silbo. Tarareo. Canto con todas mis fuerzas. Qué asco, pienso. Dejo de cantar. Bajo mis brazos, los acomodo alrededor de mi cabeza. Siento un antojo. Me levanto de la cama y bajo las escaleras. Mis pies sienten el frio piso. Corro. Llego a la cocina, sirvo mi vaso de leche sin derramar una gota. Corro hacia arriba, haciendo malabares para no derramar la leche por las escaleras. Llego a la fría alcoba. Tomo mi leche. Pienso en la escuela. Qué asco, pienso. En menos de dos horas tengo que arreglarme para ir a la escuela y no he dormido. Me importa una mierda. Saboreo la leche en mi lengua. Prendo un cigarrillo. Me acuesto. Nunca he pensado en si alguno de mis compañeros del salón se quedan igual que yo. Pensaran igual que yo, pienso. Jamás, son unos idiotas. Hay uno que otro que vale la pena. Que idiotas, pienso. ¿Habrá alguien pensando en lo mismo que yo, en este preciso momento? Pienso. ¿Habrá alguien en esta ciudad pensando en si hay alguien en esta ciudad, pensando lo mismo que esa persona?

5:15 am
 Escucho pasos. Alguien llegó, pienso.

5:45 am
 Alguien llegó. Me importa una mierda. Pienso. Pienso. No importo una mierda. Cierro mis ojos.

6:00 am
Suena una alarma. La apago. Tengo que ir a la escuela, pienso. Que mierda, pienso. ¿Cuántas veces tengo que ir a la escuela para que alguien me note? Pienso. Pienso. Pienso. Lavo mi cabello. Pienso. Lavo mi cuerpo. Pienso. ¿Cuántas veces tengo que ir a la escuela para que alguien note mi estancia? Pienso.
6:47 am
Nadie recuerda lo que digo, pienso. Limpia y peinadita, me fumo un cigarrillo. Tomo una taza de café con edulcorante artificial. Que rico, pienso. Saboreo. Saboreo. Saboreo. Siempre que fumo un cigarrillo y tomo café pienso en lo rico que sabe. Que sabroso, pienso. ¿Cuántas veces necesito prepararme un café para no derramar una gota?

7:45 am
Llego a la escuela. Me saluda una coqueta chica de quinto semestre. La saludo con una sonrisa. Que puta, pienso. Me encantan esos pensamientos que nunca le dices ni a tu mejor amigo, pienso. Subo las escaleras de la entrada de la prepa, entro. Me saluda la recepcionista y me hace un cumplido sobre mi atuendo del día de hoy. Le agradezco. Que mentirosa, pienso. Toco la puerta de mi salón. Pasa, me señala la maestra. Abro la puerta, camino frente a los alumnos aplastados en su pupitre. Qué idiotas, pienso. Me miran, los miro. ¿Qué pasará por su cabeza? Pienso. La maestra me hace un cumplido de mi atuendo del día de hoy. No le entiendo. Pregunto lo que dijo. Le agradezco. Qué idiota, pienso. Me importa una mierda. Me siento en la silla de mi pupitre. No importo una mierda, pienso. Pienso. Pienso. Escribe. Escribe. Un compañero me hace un cumplido. Le agradezco. Que mentira, pienso.

8:10 am
Un nudo en la garganta, siento.