sábado, 18 de octubre de 2008

Sylvia Alejandra


No hay algo que más duela, no existe palabra que más me queme, no puede ser posible cuanto me estremezca.Que no estés, que no regreses, que no pueda oler tu cabello empapado de perfume y sabiduría. Que no pueda reír hasta que me duela
el abdomen, ese reflejo de recoger las comisuras y enseñar los colmillos, ya no existe.
No puedo concebir como puedo aun recordar
tu risa, tus muecas, tu aroma, ese dulce aroma
que cuando siento como si pudiera gritar y llorar del enojo y nostalgia, me seda, me mata hasta ya no querer regresar, lacera las imprudencias y neutraliza mis palabras.
Fuiste todo para mi, serás todo para mi. Que ironía como alguien puede seguir sin su vitalidad, sin su gota de vida diaria, como un muerto viviente. Es extraño ver tu ropa, pero no verte en ella. Es curioso ver tus fotografías pero no escucharte reírte de ellas. Es incomodo verlo a el acongojado, dolido, indefenso y desesperado, y que seas tu la razón de ello. Es horrible sentir dolor, tristeza, miedo y enojo, y que no estés aquí para consolarme y ahogarme entre tus abrazos y besos infinitos. Es sumamente asqueroso y repugnante como me lleno de rabia al sentir envidia por otros. Realmente no comprendo como seguir una vida sin tu chaleco antibalas, como podría seguir en la vida sin seguir tus pasos y sabios consejos. Es doloroso y estresante jurar haberte olido, pero saber que mi mente es lo único que he sentido. Recuerdos, me regocijo en júbilo al saber que te tuve, que te ame y que te valore. Me tranquiliza saber que lo escaso que te tuve, pude percibirte, pude exprimirte y saque todo el cariño que me alcanzaste a dar. Pero tu rostro y cuerpo vive en mi, revoloteas en mis sueños y acaricias mi alma hasta dejarla ilesa. Acomodas mi vida y me guías en un sendero de historias de amor, de enfermedad y vicios. Que como un amante prohibido me tienes hipnotizado con tus memorias irrefutables. Tus palabras alimentan mis oídos, me ayudan a seguir soñando, a seguir imaginando en un futuro cercano, infinito y agradable. Me acurruco en tu cabellera, me anido en tu corazón y me rehuso a marcharme sin despedirme. Cuando corriste de mi, no tuve la oportunidad de decir "espérame", cuando te fuiste no me avisaste, te fuiste orgullosa y egoísta. Un desalojo en este basto mundo de infidelidades y abandonos,  pero aun sigo disparando señales al cielo, por si algún día decides regresar.
Aún recuerdo el día cuando dejé de ser tu niña, y maduré al momento de secar mis ojos.
Aún están rojos, ¿que no lo ves?
Aún te lloro, ¿que no me escuchas?
Aún te amo, ¿que no lo sientes?
Aún te recuerdo, ¿y tú?
Aún te odio, porque te fuiste sin mi.
Aún me haces falta, eso se ve.
Aún te extraño, eso lo sé.
Lo único gratificante es saber que ya no sufres mas, que descansas y que se que algún día, podré estar contigo.

domingo, 12 de octubre de 2008

ciega

aprecio su dulzura y
su falta de cordura
todo en un simple frasco de
f r e s c u r a.
que facil es contemplar
la vida cuando lo ves
sobre un lente empañado

viernes, 3 de octubre de 2008

retrasada

hoy solo me quedare viendo como el mundo se desmorona.
vere caer cada pedazo de el en mi mano.
sumergire mi cabello en los laureles quebradizos restantes.
realmente, me importa poco.

utopía

verte crecer y desvanecer en un manto estelar, sigue mis pasos.
sensibilidad a nada, dolor de nada, temor a nada.
buena para nada, sobre todo lo demas.

jueves, 2 de octubre de 2008

Tartamudo

Hoy no te vi flotar.
No te vi en tu gran nube de anhelo y juguetes.
Realmente me sorprende la magnitud de superficialidad que existe en la palma de tu mano.
Hoy no te vi venir.
No te vi en tu mar de rostros falsos.
Realmente me asombra como puedes respirar en un ambiente de sonrisas toxicas.
Hoy no te vi llorar.
No te vi derramarte en tu trono.
Realmente quede estupefacta cuando senti tu despojo.
Hoy no te vi.
Y ya te extraño.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Roxanna

Con olor a fresas,
Con sabor a mar,
Tierna y lugúbre.
Con mis manos dibuje
Tu hermosa figura,
Mis ojos dieron vida
A cada movimiento,
En mis brazos
te sentiste extasiada.
Entre mis dedos
Explotaste en júbilo.