viernes, 19 de junio de 2009

Sublime

Con éste pueril intento de resucitación, acaricie el monte ya antes visitado; pero nunca con el motivo adecuado. Entre mis dedos se deslizó la castidad.
Toque las cuerdas adecuadas, emanabas e irradiabas vicio completamente recompensado.
El vapor era tóxico y agridulce. Mis manos temblaban y expedian un olor bastante añejado; mismas manos que desdibujaron tu silueta bañada en vino.
Cincuena y ocho, noventa y tres, quince mil lunares no importa en realidad; el punto y coma de cada oración. El ritmo de los pasos, el palpitar, el aroma de su cabello húmedo. Sublime.
Sublime.
Sublime.
Sublime.

Cada acto, cada escena, cada minuto, cada segundo; simplemente sublime.

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