sábado, 8 de agosto de 2009

El dolor inconsciente de tu presencia.


En nuevos momentos saboreare esa victoria, esa satisfacción de permanecer sublime. El dulce sonido de mi corazón martillar mis costillas me asfixia. Me retiene de cualquier movimiento en falso. Dudo cualquier palabra, acción o sentimiento, porque simplemente me abrumas. Me asqueas del sentimiento que siembras en mí. Me sorprendes, porque simplemente no te conozco; cualquier movimiento es en falso. Aunque dude de estos sentimientos naciendo y brotando como margaritas dentro de mi corazón, probablemente sea lo más seguro. Lo más seguro seria besarte con ese acido olor a tabaco. Olor a experiencia y engaño, tus suaves palabras me transportan a una realidad alterna. Y simplemente me exaspero de este sentimiento. No entiendo porque siento tan rápido esto. Porque no te conozco y me duele que no lo notes. No se cómo te apellidas, como besas, no he escuchado un buen argumento tuyo sobre la política, no he caminado sobre tus aguas de sabiduría, nunca pise tu área restringida, porque ahora que te haces a un lado para tu nuevo futuro; empiezo a sentir todo esto por ti.
Es bueno estar de vuelta, de vuelta esas viejas andadas. Esos caminos que ya he caminado por muchos segundos de mi vida. Ese sentimiento de cosquilleo, el cosquilleo que se siente en el estomago y sube hasta tu traque y las mariposas vuelvan para inundar todo el área. ¿Y por qué lo siento? Porque no soy utópica, no soy tan realista ni tan hombre. Soy una soñadora, una locomotora, una maquinaria que no sirve, un manojo de sentimientos reprimidos por el martilleo de tu presencia. Y aunque este modus operandi no me haga lograr mi cometido inconsciente, Carolina dice que debo seguir adelante. Porque no lo notas. Porque no te echas un ojo por la espalda. Porque no te percatas de esto. Porque no te quedas. Porque no te desvives. Porque no te arriesgas y abrumas. Porque no se puede. Porque amas y otorgas. Porque no me escuchas.
Ese largo cuento de amargura, ya me lo sé de memoria. Y aunque no lo creas, se todas tus historias. Puesto que, las he vivido. Y aunque me duela la cabeza, me cueste gran esfuerzo teclear, me abrume esta comezón en mi pierna, esta ansiedad por un cigarro, la pesadez de mis sentimientos, el dolor de mis pensamientos, la cancelación de mis intentadas acciones, me encante el olor de tus labios, me resguarde el calor de tus manos y sonido de tus palabras. No expresare sentimiento alguno.
Aunque Ivan vocifere, patalee, me adame, me dome y me bese. No lo hare. Nunca te mostrare este pesado sentimiento en mi pecho.
Porque…
Es inútil.
Es estúpido.
Es incoherente.
Es irracional.
Es incongruente.
Soy yo. No lo puedo negar, pero lo puedo evitar.

No hay comentarios.: